
jueves, 7 de julio de 2011
Jovenes Artistas
He conocido a varios, algunos en proceso de construirse una identidad, otros mas consagrados en su mediocridad, pero nunca realmente, he conocido a un artista “digno” de una fama internacional. Desconozco la razón por la que siempre he sentido poca empatía hacia esta comunidad dotada de capacidades estéticas superiores, pero estoy seguro que entre mayor la fama, menos convincente el argumento de la pieza o tal.
Actualmente suprimidas las burguesías, monarquías, imperios y demás locuras del poder hereditario, los pocos que gozan de fortunas logradas por sus propios medios, llevando una vida relativamente tranquila, son los artistas. Con los bitles comenzó una época en la que los jóvenes heredarían el mundo, y no solo eso, lo manejarían a su antojo. Así, 40 años después de su separación, los viejos están condenados a la soledad y el extrañamiento, mientras que una inmensa sección de la población mundial está compuesta por artistas jóvenes. Ser joven y no ser artista es casi un pecado en nuestros tiempos. Ser artista se ha convertido en el medio ideal de sustento para aquellos que somos demasiado sensibles como para obtener un trabajo real que pueda durar los próximos 20 o 30 años.
La maldita publicidad y los corruptos medios, culpables de todo lo malo, objetivos de todas las quejas por la imperfección de la modernidad, nos enseñaron que si no somos exitosos y felices y jóvenes y simpáticos, poco sentido tiene que estemos aquí. Desgraciadamente ya no hay guerras para que la gente aburrida vaya a convertirse en héroe y de paso se muera.
Asi que jóvenes artistas del mundo, congreguémonos a hacer dinero rápido. Terminemos con los trabajos formales, vendámosle el arte a otros artistas ya ricos, hagamos que los campesinos sean artistas: los prados llenos de piezas, las vacas convertidas en lienzos. Traigamos el arte a los trabajos de la ciudad: el pavimento esculpido en exquisitos bajorrelieves, los camellones transformados en galerías lineales, los trámites del gobierno escritos en verso. Es momento de vivir en una pieza. De usar perfumes caros. De convertir nuestra existencia en algo teatral y exquisito.
O NO.
Actualmente suprimidas las burguesías, monarquías, imperios y demás locuras del poder hereditario, los pocos que gozan de fortunas logradas por sus propios medios, llevando una vida relativamente tranquila, son los artistas. Con los bitles comenzó una época en la que los jóvenes heredarían el mundo, y no solo eso, lo manejarían a su antojo. Así, 40 años después de su separación, los viejos están condenados a la soledad y el extrañamiento, mientras que una inmensa sección de la población mundial está compuesta por artistas jóvenes. Ser joven y no ser artista es casi un pecado en nuestros tiempos. Ser artista se ha convertido en el medio ideal de sustento para aquellos que somos demasiado sensibles como para obtener un trabajo real que pueda durar los próximos 20 o 30 años.
La maldita publicidad y los corruptos medios, culpables de todo lo malo, objetivos de todas las quejas por la imperfección de la modernidad, nos enseñaron que si no somos exitosos y felices y jóvenes y simpáticos, poco sentido tiene que estemos aquí. Desgraciadamente ya no hay guerras para que la gente aburrida vaya a convertirse en héroe y de paso se muera.
Asi que jóvenes artistas del mundo, congreguémonos a hacer dinero rápido. Terminemos con los trabajos formales, vendámosle el arte a otros artistas ya ricos, hagamos que los campesinos sean artistas: los prados llenos de piezas, las vacas convertidas en lienzos. Traigamos el arte a los trabajos de la ciudad: el pavimento esculpido en exquisitos bajorrelieves, los camellones transformados en galerías lineales, los trámites del gobierno escritos en verso. Es momento de vivir en una pieza. De usar perfumes caros. De convertir nuestra existencia en algo teatral y exquisito.
O NO.
jueves, 26 de mayo de 2011
lunes, 14 de marzo de 2011
Hacía tres semanas que los sábados después de la cáscara aprovechaban para juntarse en casa de la abuela catalana, en la Florida, donde siempre había una buena tortilla española lista para ser devorada "a las chelas".
Después de un breve brunch mexicano-español acompañado de revistas de sudoku y las últimas "Hola", se unieron a la comitiva los 2 que venían llegando de clases.
Se despidieron de Isabel, formados en una filita semicirular, al tiempo que cada uno soltaba las obligadas frases típicas de despedida, para subirse después al Golf.
El plan de la tarde consistía en ir por 2 pollos y un par de cartones, para ir a cotorrear con los albañiles de alguna de las obras del rumbo.
Esa tarde, acordaron después de un brevario del copiloto, ir a un edificio a punto de terminarse en altavista, al parecer algunas nuevas oficinas del gobierno.
El velador con un cigarro recién prendido en la boca y una chela cerrada en la mano, les abrió la puerta aclarándoles que dentro de 1 hora vendría la camioneta para llevarse a los albañiles, y los 2 cartones de no haberse terminado, tendrían que quedarse bajo su custodia.
3 horas y media, y varias sandeces y gargajos de Don Ramiro después, regresaban zigzagueando a terminar la tarde y trazar el plan para el día siguiente.
El tiempo apremiaba: la apertura del edificio sería en 2 semanas, y por lo que escucharon esa tarde, era evidente que no habría de pasar.
Después de un breve brunch mexicano-español acompañado de revistas de sudoku y las últimas "Hola", se unieron a la comitiva los 2 que venían llegando de clases.
Se despidieron de Isabel, formados en una filita semicirular, al tiempo que cada uno soltaba las obligadas frases típicas de despedida, para subirse después al Golf.
El plan de la tarde consistía en ir por 2 pollos y un par de cartones, para ir a cotorrear con los albañiles de alguna de las obras del rumbo.
Esa tarde, acordaron después de un brevario del copiloto, ir a un edificio a punto de terminarse en altavista, al parecer algunas nuevas oficinas del gobierno.
El velador con un cigarro recién prendido en la boca y una chela cerrada en la mano, les abrió la puerta aclarándoles que dentro de 1 hora vendría la camioneta para llevarse a los albañiles, y los 2 cartones de no haberse terminado, tendrían que quedarse bajo su custodia.
3 horas y media, y varias sandeces y gargajos de Don Ramiro después, regresaban zigzagueando a terminar la tarde y trazar el plan para el día siguiente.
El tiempo apremiaba: la apertura del edificio sería en 2 semanas, y por lo que escucharon esa tarde, era evidente que no habría de pasar.
martes, 1 de marzo de 2011
domingo, 20 de febrero de 2011
Reklamo
Al principio empezó como un ligero malestar, un ligero y persistente hastío que se presentaba cuando estaba sentado frente a la televisión.
Con el tiempo, la molestia comenzó a surgir en el coche mientras circulaba por el periférico. Se había convertido en una especie de comezón mental que aparecía primero asociada a las memorias más antiguas, luego subía de intensidad cuando el pensamiento se acercaba al presente y se tornaba insoportable en unas punzadas de angustia, al pasar al futuro inmediato.
Mi situación se tornó crítica. Ya no podía manejar, mucho menos ir al cine, o ver la televisión. A veces incluso entraba en crisis con tan solo escuchar el radio o checar el mail.
Hablando de esto con amigos, terminé contactando a un especialista en el tema. El diagnóstico que recibí resultó predecible. Soy alérgico al marketing, con una especial sensibilidad a las campañas gringas, pero especialmente, a las argentinas.
Por alguna razón, la publicidad desarrollada por “creativos” argentinos dispara de manera inigualable mis mecanismos de defensa, yendo desde una simple negación hasta arranques de ira selvática, desencadenados a menudo por señoritas disfrazadas para alguna campaña BTL.
Las opciones en mi caso, consistieron en recurrir a tratamientos del tipo experimental, pues el mal que padezco al parecer es bastante reciente. Fui expuesto a bombardeos mercadotécnicos en sesiones estilo Naranja Mecánica, terapias de contemplación ininterrumpida de una Farmacia Similar (bocinotas, botarga, etc) por períodos prolongados, y hasta una asistencia a “La noche de los publívoros” sedado hasta la madre.
Al día siguiente decidí escapar.
No tomé un barco a África, tampoco me corté las venas.
Decidí escapar de la publicidad, pero sin moverme de aquí. No me voy a dejar ganar tan fácilmente. Aquí nací, aquí vivo y esto es lo que soy. Todos los días lucho por recuperar esa parte de mi vida, por mantenerla libre de influencias externas sin sentido.
He descubierto rutas, horarios y ángulos de visión en los que estoy menos expuesto a las campañas. Todavía las mas invasivas siguen superando mis métodos, aunque cada vez menos. Empiezo a notar una limpieza de pensamientos, un sistema que se alimenta a si mismo. Me resulta cada vez más raro encontrarme con ideas “plantadas” para fines comerciales. Existían otras cosas antes de la publicidad.
La definición de belleza y bienestar contemporánea no es más que una aberración infundada.
El siguiente paso consiste en contraatacar
Con el tiempo, la molestia comenzó a surgir en el coche mientras circulaba por el periférico. Se había convertido en una especie de comezón mental que aparecía primero asociada a las memorias más antiguas, luego subía de intensidad cuando el pensamiento se acercaba al presente y se tornaba insoportable en unas punzadas de angustia, al pasar al futuro inmediato.
Mi situación se tornó crítica. Ya no podía manejar, mucho menos ir al cine, o ver la televisión. A veces incluso entraba en crisis con tan solo escuchar el radio o checar el mail.
Hablando de esto con amigos, terminé contactando a un especialista en el tema. El diagnóstico que recibí resultó predecible. Soy alérgico al marketing, con una especial sensibilidad a las campañas gringas, pero especialmente, a las argentinas.
Por alguna razón, la publicidad desarrollada por “creativos” argentinos dispara de manera inigualable mis mecanismos de defensa, yendo desde una simple negación hasta arranques de ira selvática, desencadenados a menudo por señoritas disfrazadas para alguna campaña BTL.
Las opciones en mi caso, consistieron en recurrir a tratamientos del tipo experimental, pues el mal que padezco al parecer es bastante reciente. Fui expuesto a bombardeos mercadotécnicos en sesiones estilo Naranja Mecánica, terapias de contemplación ininterrumpida de una Farmacia Similar (bocinotas, botarga, etc) por períodos prolongados, y hasta una asistencia a “La noche de los publívoros” sedado hasta la madre.
Al día siguiente decidí escapar.
No tomé un barco a África, tampoco me corté las venas.
Decidí escapar de la publicidad, pero sin moverme de aquí. No me voy a dejar ganar tan fácilmente. Aquí nací, aquí vivo y esto es lo que soy. Todos los días lucho por recuperar esa parte de mi vida, por mantenerla libre de influencias externas sin sentido.
He descubierto rutas, horarios y ángulos de visión en los que estoy menos expuesto a las campañas. Todavía las mas invasivas siguen superando mis métodos, aunque cada vez menos. Empiezo a notar una limpieza de pensamientos, un sistema que se alimenta a si mismo. Me resulta cada vez más raro encontrarme con ideas “plantadas” para fines comerciales. Existían otras cosas antes de la publicidad.
La definición de belleza y bienestar contemporánea no es más que una aberración infundada.
El siguiente paso consiste en contraatacar
sábado, 12 de febrero de 2011
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